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Estrella FU Orionis. Créditos: NASA

Misterio resuelto: científicos descubren la verdad de la estrella FU Orionis

Por: Zoe Weinert
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La inesperada luminosidad de FU Orionis desafió las teorías astronómicas en 1936, pero ya no es un misterio.

Las estrellas suelen comportarse de manera predecible... hasta que dejan de hacerlo. FU Orionis, tal vez no tan conocida como Betelgeuse, es la estrella en el centro de un antiguo misterio astronómico a punto de ser resuelto.

Un enigma que se remonta a 88 años atrás. En 1936, una estrella común y corriente de la constelación de Orión se volvió mil veces más brillante de repente. Los astrónomos inicialmente pensaron que era alguna forma de nova, pero un estudio de su firma espectral descartó esa posibilidad.

Ubicada a 1.360 años luz de la Tierra, FU Orionis (conocida como FU Ori) ha mantenido su brillo intenso hasta el día de hoy, lo que no concuerda con un evento breve y esporádico como la explosión de una nova. Además, es una estrella joven y de masa relativamente baja, lo que tampoco encaja con el colapso de una supernova.

Estrella FU Orionis. Créditos: NASA
Estrella FU Orionis. Créditos: NASA

La FU Orionis no es la única estrella misteriosa

Durante décadas, FU Orionis fue el único caso conocido, pero en 1970 se descubrió una estrella con un comportamiento similar: V1057 Cygni. Hoy en día se conocen al menos una docena de objetos de este tipo.

Se les denomina "estrellas variables FU Orionis" o "FUors". Aunque la razón por la que aumentan hasta en seis magnitudes su luminosidad aún no está del todo clara, después de 88 años, el misterio está cerca de resolverse.

Gracias al enorme array de radiotelescopios ALMA en el desierto de Atacama, los astrónomos han podido estudiar el sistema FU Orionis a escalas que van desde 160 hasta 25.000 unidades astronómicas, lo que les ha permitido observarlo desde distancias muy cercanas hasta bastante lejanas.

Tras años de observaciones, descubrieron que FU Orionis y el resto de las FUors son en realidad sistemas binarios de estrellas jóvenes. La estrella responsable de su peculiar comportamiento es una protoestrella de tipo T Tauri, que no genera energía a partir de la fusión de hidrógeno en su núcleo, sino de la acreción y contracción gravitacional.

El misterio casi resuelto

Los astrónomos identificaron una corriente de acreción, una especie de "río" de gas, fluyendo lentamente hacia el sistema de estrellas. Este flujo alimenta de monóxido de carbono a FU Orionis, pero no es lo suficientemente grande como para explicar cómo el sistema binario aumentó su brillo de repente y de manera tan intensa.

Siguiendo una hipótesis propuesta hace algunos años, los investigadores utilizaron modelos matemáticos para entender cómo se mueve el gas en la corriente de acreción. Concluyeron que el flujo actual podría ser un remanente de un evento más grande que pudo haber causado el brillo inusual de la estrella.

Ese evento más grande podría haber contribuido a la inestabilidad del disco de acreción (que se calienta y se expande), desencadenando el estallido que observaron los astrónomos a principios del siglo pasado, informa una nueva generación de astrónomos en The Astrophysical Journal.

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